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Porque no se puede permanecer impávido ante el mundo...

domingo, 21 de diciembre de 2008

Bricogavine

Bricovagine

Calma el picor, gana en color. Ya sabemos que el comer y el rascar... todo es empezar. ¿Y qué me dicen de esos picores que se sufren en silencio? A veces, en la zona inginal. Se llaman ladillas. Rómpase el mito de "ladillas es igual a impudicia". Un/a virgen que, por los caprichos del devenir, duerme en unas sábanas de hostal sospechoso de sospechosa pulcritud, bien puede "enamorar" esos parásitos cuasi microscópicos y convertirse en el rascador que no cesa.
No hablemos de los picores en la testa, que tan de moda están incluso, en los colegios de pago. Se llaman piojos. Ignorarlos, tampoco vale de mucho. Gracias a los avances farmacológicos, 10' de un champú específico los elimina... junto con buena parte de la ostentosa cabellera. Luego están los picores en el glande, en la vulga. "Tiene usted cándidas. le bajaron las defensas". Tampoco es un mal sexual. Y, sin embargo, como los picores anales, se sufren en silencio. ¿Por qué? Si la vida es así. Ninguno de los presentes la inventó. Tanto bricolage, tanta bricomanía y nadie inventó aún Bricovagine... hasta nosotros. Que usted se "arrasque" bien. Ah, y mientras tanto, ponga color a su prurito.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Cierta Mano Izquierda

Una mano lava a la otra y las dos lavan la cara. Qué sabias eran nuestras abuelas cuando nos formulaban esta recomendación. Especialmente, en esta sociedad, cuya configuración, aunque dolorosa, está agonizando. Se está acabando la sociedad del fanfarroneo, del YO, YO, YO. Porque somos animales sociales. Así está escrito en nuestra genética. No somos lobos esteparios (para bien o para mal, como diría Rosendo Mercado). Somos, simplemente animales gregarios. Nos necesitamos unos a otros. Somos tan débiles, que falleceríamos desde el mismo momento del nacimiento, si, la madre, el grupo, no existiera. Te doy la luz de mis ojos proscritos, el calor de mi sangre roja, la experiencia de mi andar. ¿Tú qué me das? ¿Tú qué me das? ¿Tú que me das?

domingo, 7 de diciembre de 2008

En "Útero"

La vida tiene un precio. Nunca sabes cual es. No lo rige el ibex 35. Tampoco el índice Nikei. Ni ninguna otra bolsa. La única bolsa con poder absoluto, casi de absolutismo monárquico es la que protege el cigoto que después será el embrión, que después el feto. Ella marca un precio. La bolsa te esclaviza. La hormona te esclaviza. El instinto de hembra te esclaviza. Sin embargo, todo ello se minimiza, se borra, desaparece, cuando entiendes el fascinante milagro de la gestación de la Vida. El milagro del vientre creador. Conquistamos el mundo con nuestros vientres. Con nuestros vientres, con nuestros vientres. Conquista el mundo con tu vientre de hembra. Ellos, no pueden, ellos no pueden, ellos no pueden.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Sobreviviendo

Ella también tiene hermanos. Todos son mayores que ella. No les ve. Está hambrienta de sus hermanos. También quería tener hermanos pequeños. Sin padre. No quería más sufrimiento. Quería tener más hermanos. Que no hubiera ningún padre. Sólo la madre. No quería que el nexo de unión para estar con sus hermanos fuera un padre. No quería más padre de ida y vuelta. Solo quería madre. Muchos hermanos a los que enseñar la vida y una madre. Sólo la madre permanece con ella. Años, incluso, antes de su concepción. Siglos, incluso, después de su muerte.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Jasón sin Los Argonautas

Jasón, que no Jason ("Lleison", como aquel cantante, Jason Donovan).
El intrépido navegante clásico, se zambulle en las aguas desconocidas y pantanosas de un nuevo, profundo y abisal universo (cómo si ya fuera poco con el que teníamos).
Su cabeza, de bellas proporciones clásicas, exponente del arte greco-hispano, se pasea entre el museo  Arqueológico y los Chills más fashions de Chueca.
La vida es así. El surrealismo también. Pregúntenle a André Breton (si es que tienen su móvil o su mail).
¡Cuánta belleza hay en la no existencia del pasado y en la no existencia del futuro!

¿Autorretrato?

Ya lo decían Ilegales: "Hay un tipo en el espejo que me mira con cara de conejo". Cada día que uno se mira al espejo, si es que decide hacerlo, éste, juguetón y caprichoso, nos devuelve una imagen, no siempre deseada. Cabe la posibilidad del autoengaño (nadie se engaña más que uno a sí mismo): "hace un par de meses que no lo limpio. Quizá debiera ya..." Lo terrible aparece cuando el espejo está como los chorros del oro.

el ansia de Félix

Félix siempre fue un bellezón. Llamaba la atención por la calle. La Naturaleza fue bien generosa con él. Félix, desde bebé tenía una manía: dar cabezazos a otros bebés que se acercaban a él en sus carritos de bebés conducidos por sus amantes mamás, o sus devotos papás de fin de semana.
Félix fue creciendo. Y creció en belleza y creció en...
La continuación está aún, afortunadamente, por escribir.
¿Tú qué le das? ¿Tú qué le das? ¿Tú qué le das?

jueves, 4 de diciembre de 2008

Nunca quiso ser Peter Pan

Le tocó madurar con siete años. La turbulenta y animal separación de sus padres, le convirtieron en Hermes. El mensajero atormentado de una madre inmadura y despechada y de un padre irresponsable y miedoso. Le tocó ser el mayor de los hermanos. El mayor. 
También tiene hambre. Hambre cuidados infantiles, hambre de padres que se hablen, que no se estorben el uno al otro cuando él actúa en el Instituto.
Hambre de familia. Hambre de hablar con franqueza, sin que nadie se encone. Hambre de descubrirse a sí mismo, más allá de una familia desestructurada, caótica y desequilibrada.
¿Tú qué le das? ¿Tú qué le das? ¿Tú qué le das?

viernes, 28 de noviembre de 2008

Hambre

Porque no hace falta irse a una guerra a miles de kilómetros de nuestros dulces y apoltronados hogares occidentales. Hermanas que tienen hambre de sus hermanos. Hermanos que tienen hambre de sus primos. Niños y adolescentes que tienen hambre de sus padres y de sus madres. Madres y padres hambrientos de sus hijos y de sus sobrinos. Hermanos padres, hermanos madres indigestos de orgullo se esconden para vomitar en silencio. Y el hambre al acecho. Siempre al acecho.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Yacer y Yantar

Es simple. Primario. El ABC de la vida. El Principio ya es así: el alimento de la célula, su quietud, aparente, que no es si no la gestación del movimiento. El empujón del "motor inmovilis". Y a rodar, que son dos días... o una eternidad, who knows...